jueves, 9 de junio de 2011

“Las pecadoras”: malos pensamientos que las mujeres ocultamos

La periodista María Isabel Sánchez, autora de Las infieles, es especialista en lanzar libros con nombres tentadores. Vuelve al ruedo con “Las pecadoras. Malos pensamientos… Y secretos inconfesables”, de Ediciones B.
¿Cuáles son los “malos pensamientos” que mencionás?
Las mujeres guardamos bajo siete llaves nuestros malos pensamientos: la envidia, los celos, la sed de venganza, nuestra inseguridad y complejos, la curiosidad morbosa, la maldad, y sobre todo, las fantasías sexuales inconfesables.
¿Por qué guardamos tantos secretos?
Guardamos todo aquello que nos avergüenza y que creemos que, de ser confesado, haríamos daño al hombre que tenemos al lado y a nuestra propia imagen, casi siempre construida en base al deseo de los varones.

Eso demuestra que aún estamos muy lejos de ser libres y auténticas. Seguimos atadas al "deber ser" y a la mirada ajena, especialmente a la masculina.
Es decir, somos machistas...

Hay muchas mujeres que son más machistas que los hombres. Incluso creo que las verdaderas responsables de la subsistencia del machismo somos las mujeres, que seguimos educando hijos de acuerdo a los viejos arquetipos de género.

No soy feminista, y aunque sostengo que hombres y mujeres somos diferentes, en cuanto a derechos y obligaciones considero que la cosa debe de ser pareja.

¿Y dónde quedó la “liberación femenina”?
Es real a medias. Nos hemos liberado en lo profesional y en lo laboral, hemos adquirido más obligaciones que derechos. Un hombre mujeriego sigue siendo comprendido, disculpado y hasta admirado. Una mujer que tiene muchos compañeros sexuales siempre será mirada como una ninfómana, incluso por otras mujeres.

¿La mujer es más, igual o menos infiel que los hombres?
Creo que a esta altura somos tan infieles como los hombres, pero las causas de nuestra infidelidad son claramente diferentes. Engañamos por venganza, porque nos sentimos ignoradas y poco deseadas, o por curiosidad. También es distinta la carga emocional que le ponemos a la relación clandestina: casi siempre nos enamoramos del amante.

¿Y el “touch and go” no sirve?
Descreo de la postura de muchas mujeres que sostienen que tienen amantes solo por el placer del sexo y que les "van" las historias de "touch and go" como a los hombres. Las mujeres nunca tendremos mentalidad masculina: aunque tengamos sexo circunstancial con un desconocido, siempre nos quedaremos esperando un llamado telefónico del hombre con el que intimamos... Si no lo hace nos sentiremos angustiadas, aunque no lo reconozcamos ni por orden de un juez federal.

¿Qué consejos darías para moverse en este mundo tan pecador?
El pecado es tan antiguo como el mundo. Y la mujer ha sido históricamente ligada a la idea de pecado, desde los textos bíblicos. Las mujeres somos seres humanos llenos de debilidades (como los hombres) pero todavía no tenemos la libertad de mostrar nuestra vulnerabilidad en algunos temas (como ellos no tienen permiso para mostrarse débiles en otros).

Aquellos secretos que nos avergüenza confesar deben quedar en el terreno de los malos pensamientos, y no hay que caer en el error de confesarlo todo. El sincericidio es un camino que no conduce a buen puerto. Antes de confesar algo complicado deberíamos pensar detenidamente si esa confesión será beneficiosa para alguien o si, por el contrario, solo servirá para que alguien sufra.
Yo aconsejo que los malos pensamientos solo sean revelados ante el psicólogo.

Y vos... ¿Qué malos pensamientos ocultás? ¿Pensás que es bueno guardar secretos en la pareja? ¿O preferís la sinceridad y el "sincericidio", como lo define nuestra entrevistada?

lunes, 6 de junio de 2011

Bendición Irlandesa - Irish Blessing

“May the road rise up to meet you, may the wind be ever at your back. May the sun shine warm upon your face and the rain fall softly on your fields. And until we meet again, May God hold you in the hollow of his hand.”



"Que el camino venga a tu encuentro, que el viento sople siempre a tu espalda, que el sol entibie tu cara y que la lluvia caiga suavemente sobre tus campos.Y hasta que volvamos encontrarnos que Dios te sostenga en la palma de Su mano"

Formula para Crecer, por Pilar Sordo, psicologa y escritora chilena

Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos. Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.


Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo. “Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso.

Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año 2011 porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:

-a aprender a amar

-a dejar huella

-a ser felices


En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:

-Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental.

En Chile el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos, para dormir tenemos siglos después.

-Valorar la libertad como una forma de vencerme a mi misma y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás el 2011 deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.

-El tercer y último punto a cultivar durante el 2011 es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores. Este a mi juicio es el gran elemento a educar no sólo el 2011 sino que durante todo el siglo XXI.

Es dentro de todo este trabajo donde nos debiéramos concentrar en sentarnos en la mesa en familia, mínimo una vez a la semana, ojala todos los días.

Apagar las pantallas mientras estamos comiendo, no contestar teléfonos, sentir que los únicos ruidos que se escuchan sean los de nuestras voces.

Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de las micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día. Querernos.

Crear dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas independientes de los recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.

Tengamos contacto con la naturaleza, juguemos, riamos y démonos el tiempo de compartir con los abuelos, imprimámosle las fotos para que las vean como a ellos les gusta y disfrutemos de sus sabidurías. Obliguemos a nuestros hijos a compartir con ellos, así entenderán sus historias.

Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia del nuevo siglo: la inteligencia espiritual.

Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.

Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que nos toca.

El 2011 vendrá con lo que tenga que venir, todo será necesario y maravilloso, lo bueno, lo malo, lo bonito y lo feo, acojámoslo con amor y con gratitud y con el alma abierta a todo lo que tendremos que aprender de él. FELIZ 2011, y que Dios los bendiga a todos."

sábado, 4 de junio de 2011

ELOGIO A LA MUJER BRAVA. Autor Héctor Abad


Reflexión del escritor colombiano Héctor Abad

"ELOGIO A LA MUJER BRAVA"

Para quien no lo sepa, Héctor Abad nació en Colombia en 1958 y se recibió en Literatura moderna en Italia. Regresa a Colombia en 1987 cuando un grupo paramilitar asesina a su padre (médico defensor de derechos humanos y fundador de la que ahora es la facultad de medicina), pero vuelve a Italia por amenazas recibidas. Regresa en 1993, aproximadamente, y en la actualidad reside en Bogotá. .....

Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc.En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia,nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, puestodos los machistas les tememos.




Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas.. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.

¡Vamos hombres, por esas mujeres bravas!

Oro por que mis 2 hijas sean de éste maravilloso grupo y encuentren hombres que sepan apreciar a esta clase de nuevas mujeres !!!