lunes, 9 de mayo de 2011

Tus diez mandamientos

Olvidate de las metas socialmente impuestas y reinventá tus propios mandatos; mirá este decálogo y dejá tu opinión.


                               
 
Podés seguir al pie de la letra esas metas impuestas socialmente y tener una vida encantadora... pero para los otros. Reinventá tus propios mandamientos y empezá a vivir sin posturas.

1- Planificarás tu futuro

Nos enseñaron –y machacaron– que mejor un pájaro en mano que cien volando, que más vale malo conocido que bueno por conocer. Ante una idea de la vida como un desarrollo lineal y sucesivos pasos prefijados, la sorpresa y las variables del destino quedan relegadas. Seamos sinceras... ¿plantarse en lo seguro da más alegría que soñar con lo posible?

2- Formarás una familia ejemplar
Los Ingalls, que deslumbraron a varias generaciones, vivían en un precioso pueblo, rodeados de campos verdes y unos pocos vecinos. Atrás y lejos quedó el contexto y, sobre todo, la forma de vida sin prisas ni grandes competencias. Es agotador querer imitar modelos mal trasplantados. Mejor sería formar una familia feliz. Para cada una, la felicidad tiene colores y sabores propios. Fijate qué te hace feliz y no lo digas: transmitilo.

3- Serás linda
¡Ojo!, ser linda no es lo mismo que ser bella. ¿A qué mujer no le gusta sentirse bella? Sentirse bella es irradiar belleza. La alegría, la autoestima y el amor propio generan un halo y una energía que tienen que ver con la belleza en cuanto a armonía e integración de lo espiritual, lo psicológico y lo corporal. Para los antiguos griegos, lo bello era armonioso y la armonía, la cualidad principal del cosmos. De la palabra "cosmos" viene "cosmética". Construyamos nuestra propia máscara, una que nos haga sentir únicas.

4- Tendrás una carrera exitosa
Pocos pueden negar que el reconocimiento por lo que uno hace gratifica y es una buena meta. Pero ¿cuánto más relajante sería lograr reemplazar el adjetivo "exitosa" por "realizada"? El éxito implica tantas miradas –y tan lejanas– que, muchas veces, se confunde... Sólo una misma sabe cuándo está contenta, satisfecha. Buscá ahí tu propia definición del éxito, sentite realizada, pensá y recorré esa carrera profesional haciendo equilibrio con tu realidad, con tus posibilidades y, también, tus motivaciones extralaborales.

5- Serás eternamente joven
(y flaca) Desde los medios de comunicación masivos, insisten en proponernos una "juventud eterna". Pero ¡es un concepto contradictorio! Ser joven es, justamente, un momento y, además, no es sinónimo excluyente de "ser deseable": ¿los hombres sólo miran a las veinteañeras?

6- Tendrás ambiciones... Nunca te conformarás
Las metas socialmente reconocidas y "objetivamente" apetecibles no tienen por qué coincidir con las metas singulares y los propios deseos. ¿Competencia es superarnos, o vencer? El músico John Lennon hizo célebre la idea: "La vida es aquello que pasa mientras estamos ocupados en otras cosas". Relajate y gozá.

7- Encontrarás al hombre de tu vida
Nos han enseñado, desde muy pequeñas, que la princesa besa al sapo y éste se transforma en un bello príncipe. Aquí hay un par de ideas que estaría bueno rever: ¿la princesa quiere siempre lo mismo?, ¿la princesa no cambia nunca?, ¿el deseo es estático? Por otra parte, esta cuestión mágica de la sorpresa, del hombre que, repentinamente, se revela como único y eterno... ¿no nos somete a una espera cargada de ansiedades? El pintor español Pablo Picasso solía decir que él no buscaba, él encontraba. ¿Y si lo imitamos?

8- Tu vida será perfecta

Te despertarás de buen humor, luego de haber dormido divinamente durante ocho horas. Desayunarás cereales, llegarás a horario al trabajo, donde rendirás al máximo siempre. Estarás bien peinada, maquillada e impecable hasta la noche, y a la noche terminarás con una cena familiar armónica y en paz si tienes hijos o con una cena romántica si eres soltera. Humanizá tu condición: lo desperfecto, lo que no cierra, algunas ausencias, lo que funciona en un momento pero luego deja de hacerlo y viceversa, de eso estamos hechas. De humanidad. No somos diosas, somos seres humanos. A veces, estar un poco despeinadas y distraídas pensando en otras cosas nos queda divino.

9- Te adaptarás...

...a la mirada que los hombres tienen de las mujeres. Los hombres suelen catalogar a las mujeres en tres grandes grupos: las santas (suelen ser las amigas entrañables), las madres (mujeres de un perfil ciento por ciento maternal, que se visten como madres, hablan de cosas de madres y opinan, inevitablemente, desde el lugar de madres) y las locas (mujeres vampiresas, provocativas, sexuales). ¡Basta de estas etiquetas! Santas, brujas, madres y locas: pueden ser todas caras de la misma moneda.
10- Cumplirás los mandatos
Seamos realistas: ¡pidamos lo imposible! Como aquella bandera que levantaron en el Mayo Francés, apostá por una vida creativa y una vida con poder al mismo tiempo. "La imaginación al poder"... Admitámoslo, hay mandatos que pueden resultar maravillosos.

¿Cuáles son los mandatos que rigen tu vida?

sábado, 7 de mayo de 2011

Harta de hacer de tipo (extracto del libro "Monólogo de una mina sola" de Valeria Schapira -

Hoy me levanté harta. Harta de hacer de tipo. De ocuparme de mi casa, de mi auto, de mis cuentas, de los cueritos de las canillas y del contador. Harta de electrodomésticos que no funcionan por la sencilla razón de que no entiendo los manuales y no tengo a un tipo al lado para interpretarlos.

Hago de tipo en el banco, analizando cifras y balances que nunca hubiera soñado confrontar.

Hago de tipo cuando discuto con el abogado, el fisco y Juan de los Palotes.

Hago de tipo en el trabajo cuando a nadie le importa un carajo si me maltratan, si estoy premenstrual o si me siento sola. Pero los tipos no lloran y, por eso, para llorar me encierro en el baño.



Hago de tipo cuando hombreo las bolsas del supermercado como un estibador portuario.

Hago de tipo cuando trabajo enferma, porque si yo no lo hago, no lo hace nadie.
Y lo peor de todos es que, acostumbrados a verme hacer de tipo, mis amigos y familiares esperan con toda naturalidad que haga de tipo. Muchos tipos me invitan a tomar algo y me hablan como a un tipo. Me cuentan sus proezas sexuales, sus cuitas conyugales y sus déficits monetarios. Charlamos de fútbol, de autos y de sexo. De vino, de guita y de minas. La verdad, no me molesta que me traten como a un tipo, aunque en mi fuero íntimo sueñe con bombones, flores y caricias. Pero mientras llegue quien me entienda, seguiré haciendo de tipo sin renegar de mi alma de mujer soñadora y ardiente. Son pocos los que entienden cuánta debilidad hay detrás de tanta fortaleza. Pero, a decir verdad, hoy tengo cero ganas de hacer de tipo.

"Contar con alguien en quien descansar"

Felicitas Rossi, directora de OHLALÁ!, comparte con nosotras una reflexión sobre el amor; "Los términos «bueno» y «boludo» parecieron juntarse para confundirnos en nuestras elecciones; buscamos hombres cancheros, superados... pura cáscara con el paso del tiempo"


Le pregunto por qué llora si me acaba de contar que conoció al hombre de su vida. Entonces, se limpia los mocos, se ríe y me dice que no sabe si es taaaan así, "el hombre de su vida". ¿Acaso lo sabemos? Pero ella llora por comparación. Y cae en la frase hecha de que las comparaciones son odiosas pero inevitables.

"¿Y qué comparás?", le pregunto. Y ella, que es mi amiga desde hace añares y que, cuando llora y se ríe al mismo tiempo, me hace sentir que la quiero tanto o más que cuando la conocí en cuarto grado, me dice: "Lo comparo con mi ex. Viví tantos años de descuido creyendo que eso era estar en pareja que ahora no puedo creer cómo, a esta edad, descubro que hay tipos buenos, de esos que están pendientes de que una esté bien, que te llevan el desayuno a la cama, te abren las puertas del auto, que pueden estar horas y horas acariciándote la nuca sin querer sexo -porque entienden que ese día estás agotada-, que cuando tenés sexo te hacen ver las estrellas, que te dan sin esperar nada a cambio, que siempre están ahí, al pie del cañón, para llevarte, traerte, mimarte. Hombres buenos, Feli. Como Charlie, ¿viste?".

Charlie es el marido de Teresa, otra de nuestras amigas. El marido ideal entre los maridos de nuestro grupo. Charlie es un tipo bueno. Así de simple, como suena. Pero por alguna extraña razón de esta sociedad moderna, los términos "bueno" y "boludo" parecieron juntarse para confundirnos en nuestras elecciones. No sé bien cuándo fue eso, pero se posicionaron juntos en nuestro cerebro. Entonces, buscamos hombres cancheros, superados, galanes, buenos mozos... pura cáscara con el paso del tiempo.

Hay que buscar hombres buenos (que, entendámoslo de una vez: de boludos no tienen nada) de esos que puedan reconocer la verdadera esencia femenina. ¿Existen? Yo creo que sí y más de lo que nosotras creemos. Lo que pasa es que seguimos buscando a los cancheros, superados, galanes, buenos mozos...

A mi amiga, los ojitos se le ponen como un dique de contención a punto de estallar mientras me cuenta que su psicóloga le recomendó abrazar a esa mujer/niña que llora, hacerle un mimo y reconciliarse con ella misma por haberse permitido tantos años de desamor. Lo bueno, le digo, es que ya encontró a ese tipo bueno que la hace feliz. Y si bien no está OK delegar en otro nuestra propia felicidad, contar con alguien en quien descansar es realmente maravilloso.

Cariños,

Felicitas Rossi