lunes, 21 de mayo de 2012

Sanando el Alma


Camina por donde nunca nadie antes haya caminado. Haz lo que nunca nadie antes haya hecho. Deja tus propias huellas... y no pises sobre las huellas de los demás porque no dejarás marca.

Si caminas por donde ya hayas caminado, encontrarás lo que ya has encontrado. Si te atrae una luz, síguela. Si te conduce a un pantano, ya saldrás de él... Pero si no la sigues, te preguntarás toda la vida si acaso era una estrella.

Cada día que vives es una ocasión especial. La vida, por muy dura que se ponga a veces, se ve mejor desde detrás de una pequeña sonrisa. A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la risa, sino sólo entre las lágrimas; entonces hay que saberse decidir por las más hermosas.

Sueña lo que te atrevas a soñar. Ve donde quieras ir. Sé lo que quieras ser.

¡Vive!

El que quiere hacer algo, encuentra el camino. El que no quiere hacer nada, encuentra una excusa! Nunca se te da un sueño sin que se te den también los medios para que lo realices!

La felicidad es como la mariposa... cuanto más la persigues más te eludirá, pero si vuelves tu atención a otras cosas vendrá y suavemente se posará en tu hombro!

No son muertos los que descansan en una tumba fría, son muertos los que teniendo el alma muerta… ¡viven todavía! Aunque no sepas la explicación, nada ocurre sin razón!!!

Desconozco su autor
El hombre ha ido perdiendo la capacidad de asombrarse, de descubrir, a consecuencia de aplicar para todo y en todo, una actitud pragmática y hostil que lo proyecta como un hombre moderno, pero deshumanizado.

Vivimos en un constante estado superficial, prestando atención a caprichos que son efímeros, que no duran nada, para luego tener otro que nos va a llevar a un estado de infelicidad constante (Schopenhauer). Dejamos de ver muchas veces a quien está a lado, tal vez, porque siempre vamos contra el tiempo.


Hemos perdido nuestra capacidad de asombro porque hemos olvidado lo que realmente importa, lo trascendente, lo que da sentido a nuestro existir y no a nuestro vivir. Tal vez la tecnología ha incrementado esa incapacidad de asombro en cada uno de nosotros, ya que pensamos que se ha inventado todo y que no podemos esperar nada más. Ya no sorprenden las desgracias que son anunciadas por los medios de comunicación, no prestamos atención a ellas o tal vez, no las dimensionamos de acuerdo a la importancia que tienen. Simplemente dejamos de sentir que algo nos conmueve, porque vivimos dentro de una frialdad increíble. ¿Qué hacer para recuperar esa capacidad de asombro? ¿Tal vez hacernos nuevas preguntas? o quizá ¿buscar nuevas respuestas a las mismas interrogantes?