jueves, 9 de julio de 2009


EN PAZ

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,porque nunca me diste ni esperanza fallida,ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;porque veo al final de mi rudo caminoque yo fui el arquitecto de mi propio destino;que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:cuando planté rosales coseché siempre rosas.
... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;mas no me prometiste tan sólo noches buenas;y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo

De Mascotas y otras compañias...


Le importaba un carajo lo que dijesen. Tenía demasiados años a la espalda como para no haber aprendido a obviar cualquier comentario ajeno con ánimos dolientes. Al que no le guste que no mire, repetía una y otra vez.

Lo cierto es que cuando salía a pasear a Boolan muy pocas personas se atrevían a atravesar la barrera de la sorpresa 1º y del miedo después; cuando le preguntaban que si mordía, Lisbon decía eso de "Pues hombre, todo depende de lo mucho o poco que le toques la moral. Como a ti o como a mí, vamos".

Había quienes, aún así, decidían aventurarse e intentar hacerse amigo del animal. En el fondo, Boolan era un mimoso de cuidado y disfrutaba restregandose ante cualquier mano tendida que rozase su áspero lomo.

Su caracter, inadvertido a simple vista y casi contrario a su adn, había sido modificado, como ocurre en tantos y tantos casos, por los estímulos y la educación ambiental.
El caso de Boolan era aún más exagerado y su sociabilidad había alcanzado los límites del manierismo amoroso. Era incapaz de dormirse sin recibir un "buenas noches" de su amo, al igual que renegaba de masticar trozos de carne más grandes de cinco centímetros. "Pero venga Boo, con esa mandíbula estupenda que tienes podrías comerte una vaca entera y me rechazas este cachito?"

Nadie lo sabía, ni siquiera el propio Lisbon, pero a las 00:00 de cada jueves, Boolan quedaba en el lago con Ketty, un cisne gris perla mucho más joven que él. Les daba vergüenza decir que eran novios pero lo cierto es que las caricias que se regalaban y las muchas horas que pasaban en silencio eran obvios indicios del idilio entre ambos.Les encantaba ponerse junto al nogal central, rodeados de fotosíntesis y tupidas copas que les hacía creer estar en una cabaña.
Aún les quedaban muchos amaneceres por contemplar. No había prisa de nada.
Al otro lado de la pradera, Lisbon se esforzaba en aullentar las moscas que se posaban, una y otra vez, en su engangrenada pierna. Al que no le guste que no mire.

Ilustración: © Ana Himes

EL HINDUISMO


En el hinduismo, Ganesha o Ganesh (en sánscrito गणेश o श्रीगणेश [gəneːʂə]: señor de los gaṇas) es hijo de la diosa Párvati y el dios Shiva. Dios de la sabiduría, de los caminos y de las letras. Su montura (vahana) es un ratón. Normalmente es representado con cuatro brazos, gran barriga y cabeza de elefante. Es jefe de los ejércitos de Shiva, los gaṇas, seres sobrenaturales. Sus dos esposas son Buddhi (inteligencia) y Manas (mente).
Ganesha es el dios más popular de la India, a pesar de ser tardío; por ejemplo, no aparece en el Mahā Bhārata (de Vyāsa) ni en el Ramayana (de Valmiki).
Existe en la India un grupo, los ganapatyas, para quienes Ganesha —también llamado Ganapati— es el eje y motor del universo.

En los viajes o bodas es la deidad presente, y en general, antes de emprender alguna empresa difícil, es costumbre encomendarse a Ganesha. Él, como dios de los caminos, hará que lo que se empiece en ese momento llegue a buen puerto si antes se encomiendan a Ganesha.

Significado La vida es el continuo vaivén de la existencia. El ser humano, debido a este movimiento, experimenta alegrías y penas. Si hay algo que todo ser humano anhela, eso es la felicidad, pero normalmente se busca de una forma equivocada. Deseamos vivir unas situaciones determinadas que creemos nos harán felices, pero a medida que hacemos realidad nuestros deseos nos damos cuenta de que eso no nos da la felicidad que esperábamos y entonces vamos a buscar otra cosa. El ser humano nunca podrá ser feliz mediante la consecución de deseos, porque, sin saberlo, lo que en realidad está buscando es regresar a la Eternidad de la cual surgió. Pero, en general, vive dormido y no se da cuenta de ello, se pasa la vida persiguiendo sueños. Sólo algunas personas despiertan y empiezan a intuir que tiene que haber algo más. En ese momento están preparadas para ser guiadas por Ganesha, el Dios de la Sabiduría, a través del verdadero camino hacia la felicidad. Ganesha simboliza la Verdad que somos realmente, pero dado que creemos ser alguien, para nosotros es un Dios al que debemos adorar. Ganesha tiene cabeza de elefante porque de esta manera sólo aquel que no se deje impresionar por las apariencias y busque la esencia, podrá reconocer en él aquello que busca. Esto simboliza el hecho de que para conocer la Verdad hay que renunciar a todo lo falso, ya que no se puede alcanzar la Verdad mientras estemos asentados en el error y en la falsedad. Renunciar a lo falso implica abandonar la idea de que somos algo separado, desprendernos de esta falsa identidad que creemos ser y relativizar todas las experiencias, tanto las agradables como las desagradables, pues tanto unas como otras pertenecen al mundo de lo transitorio.


Representación La mayoría de las representaciones del dios tienen cuatro brazos, en cada mano lleva un atributo distinto que puede variar, pero generalmente se trata de:
· En el primer brazo lleva una soga, para conducir a los devotos hacia el sendero de la Verdad.
· La segunda mano sujeta un hacha, para cortar las ataduras perecederas de los devotos.
· La tercera mano sujeta un laddu (dulce hecho con harina de garbanzo, mantequilla frita, leche condensada y frutas secas) para recompensar a los devotos por sus actividades espirituales.
· La cuarta mano siempre está extendida para impartir bendición a los fieles.